DESCUBRIENDO LA PROPIOCEPCIÓN: UN SENTIDO OCULTO©
Por Zoe Mailloux, OTD, OTR/L, FAOTA
La mayoría de los niños aprenden que tenemos cinco sentidos: vista, oído, gusto, tacto y olfato. Sin
embargo, contamos con otros sentidos que son importantes y no se incluyen en la lista. La
conciencia de nuestra posición corporal o “propiocepción” es uno de estos. Ya que no es común
que les enseñemos a los niños acerca de este sentido o que pensemos lo mucho que lo utilizamos,
la mayoría de las personas no es consciente del mismo. Esto crea un reto adicional cuando no está
funcionando adecuadamente. Si ni siquiera somos conscientes de este sentido, es difícil entender
un problema relacionado con él.
Así como nuestros ojos u oídos mandan información al cerebro, partes de nuestros músculos y
articulaciones sienten la posición del cuerpo y también envían estos mensajes al cerebro.
Dependemos de esta información para saber dónde están exactamente las diferentes partes de
nuestro cuerpo y planificar nuestros movimientos.
Cuando nuestra propiocepción funciona adecuadamente, podemos ajustar nuestra posición y
postura de manera automática. Este sentido nos ayuda a asumir y mantener posiciones óptimas
para las actividades diarias como, sentarnos en una silla para trabajar; sostener utensilios como un
lápiz o un tenedor de manera correcta; saber cómo moverte a lo largo de un pasillo para no chocar
con las cosas; a saber qué distancia debemos mantener con las personas, para no estar demasiado
cerca o demasiado lejos de ellas; planificar cuánta presión hay que ejercer para no romper la punta
de un lápiz o un juguete; o bien corregir acciones en las que no estamos teniendo éxito, como por
ejemplo arrojar una pelota sin dar en el blanco, o dar un salto a la piscina y caer de golpe.
Como la propiocepción nos ayuda con funciones tan básicas, una falla en este sistema puede
generar bastantes problemas. Por ejemplo: una persona tendría que prestar atención de forma
constante a las cosas que supuestamente deberían suceder automáticamente, o estar usando la
visión para compensar y “averiguar” cómo son los ajustes corporales que se deben hacer. Esto
requiere gran cantidad de energía. Un niño que presente éstas dificultades puede sentirse torpe,
frustrado e incluso tener miedo en algunas situaciones. Si no está seguro de dónde están sus pies,
es probable que tenga miedo al bajar las escaleras. El sistema propioceptivo se activa a través de
actividades tipo “empujar/arrastrar” por lo que aquellas actividades que involucren peso o presión
darán una sensación a menudo calmante y pueden ser útiles para niños que se desorganizan
frecuentemente.
¿Cómo ayudar a que un niño/a sea más consciente de su posición corporal?
A continuación hay algunos ejemplos de actividades de propiocepción, que pueden ser útiles para
ayudar a que los niños sean más conscientes de la posición de su cuerpo y se sientan más
tranquilos y organizados. 1. Que ayuden en “trabajo pesado” como por ejemplo: cargando las bolsas del supermercado,
cargando la canasta de la lavandería, arrastrando bolsas con hojas, sacando la basura o
arrancando malas hierbas (malezas).
1. Jugar a ir de campamento llevando una mochila cargada con bolsitas rellenas de granos o
semillascuidando que esta sea de un tamaño adecuado para el niño. Hacer como si estuvieran
escalando montañas y saltando desde piedras en el jardín o en el parque.
2. Hacer un “sándwich” con el niño apretándolo suavemente entre los cojines del sofá. Añadir
suavemente presión como si estuvieran poniendo los ingredientes (“jamón, queso, lechuga,
etc.”).
3. Tener al niño con los ojos cerrados y que sienta dónde están sus piernas, manos, brazos etc.
Preguntarle si están arriba o abajo. Observar si el niño puede ponerse en diferentes posiciones
sin ayuda de su vista, como rodar una pelota, tocar su nariz, hacer círculos con los brazos,
formar una “X” con los brazos y piernas, etc.
4. Algunos niños disfrutan de la sensación de colgarse en una barra, y sentir cómo se estiran
cuando están colgados y columpian su cuerpo. Se puede colocar una barra en el marco de las
puertas, con el fin de ofrecerle ésta actividad en la casa.
5. Darle al niño estímulos propioceptivos extras cuándo esté aprendiendo algo nuevo. Por
ejemplo; ponerle un brazalete liviano cuando esté tratando de arrojar una pelota, lo que le
puede dar más información acerca de la posición de su brazo. Practicar letras, formas o
números en materiales diferentes como plastilina o barro. Poner tus manos en su cadera y
presionar suavemente cuando esté aprendiendo una nueva habilidad motora como subir las
escaleras o patinar. O mover al niño a través de acciones proporcionándole resistencia a sus
movimientos para que los pueda “sentir” de manera más fácil.
6. Dar masajes suaves y firmes si es que el niño lo disfruta. Frotar sus brazos y piernas para
ayudarlo a despertar, aplicarle presión en los hombros o la cabeza para calmarlo o masajear sus
manos antes de que esté por iniciar una tarea motora que sea difícil.
Éstas son sólo algunas ideas. Pero se pueden llevar a cabo muchas más, aplicando el sentido común
y sin presionar o exigir que el niño cargue cosas demasiado pesadas. Se recomienda experimentar y
encontrar herramientas que ayuden a cada niño.
DISCOVER PROPRIOCEPTION: A "HIDDEN" SENSE © es parte de una serie de “Páginas para Padres” relacionadas con el tema de integración sensorial escritas por Zoe Mailloux, OTD, OTR/L, FAOTA. Pueden ser re-impresas con fines educativos debiendo incluirse el título completo y la información de los derechos de autor. Traducido por Judith Ablenda, Uutchi, Desarrollo Infantil www.uutchi.com; Lourdes Guzman, la Asociación Mexicana de Integración Sensorial AMIS, A.C. http://www.integracionsensorial.mx; and Maria Valeria Isaac, Ceril http://ceril.cl/
Por Zoe Mailloux, OTD, OTR/L, FAOTA
Zoe Mailloux recibió su BS, MA y OTD grados en terapia ocupacional de la Universidad del Sur de California. Ella es reconocida nacional e internacionalmente dentro de la profesión de terapia ocupacional en el ámbito de la teoría y la práctica de la integración sensorial. Zoe ha participado en el desarrollo de pruebas y la investigación clínica relacionada con la disfunción de integración sensorial y el autismo y ella fue asistente de investigación de la Dra. A. Jean Ayres 1978-1984 durante el cual ella estaba involucrada en muchos proyectos clínicos y de investigación con el Dr. Ayres, incluyendo el desarrollo y estandarización de la SIPT. Zoe fue fundador de Pediatric Therapy Network, un centro de terapia infantil sin fines de lucro en el sur de California.Además, ha publicado numerosos artículos en revistas y capítulos de libros sobre estos temas. Zoe ha recibido una serie de premios profesionales, incluyendo el nombramiento de un miembro del AOTA en 1993. Ella también recibió un premio de excelencia de la Fundación de Investigación del Autismo en 2003, fue nombrado Profesor Wilma West en la Universidad del Sur de California en 2004, y recibió el Premio A. Jean Ayres en 2005 y el Premio Scardina Virginia a la Excelencia en 2008 por la Fundación Americana de Terapia Ocupacional. Zoe está interesada en las prácticas innovadoras que mejoren la satisfacción de vida en formas nuevas y eficaces para los niños y sus familias.
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