La AGNOSIA AUDITIVA también puede hacer parte de una:
AGNOSIA MIXTA: En la cual se encuentran involucrados varios canales sensoriales.
Una de ellas es la AGNOSIA AUDITIVOVISUAL O SIMBÓLICA, que podría ser un componente de la dislexia, para números, símbolos matemáticos y símbolos musicales. La lesión responsable se sitúa en el pliegue curvo dominante y áreas aledañas.
En este artículo trataremos en forma resumida algunos temas básicos para comprender lo que es la AGNOSIA AUDITIVA, partiendo de conceptos básicos sobre sensación, percepción, y la pérdida auditiva.
Es claro que este tipo de AGNOSIA no es comparable con una hipoacusia o una sordera. Es un desorden auditivo de origen central. Si requiere mayor información o asesoría, puede comunicarse conmigo al correo electrónico o al teléfono que se indica más adelante.
LA SENSOPERCEPCIÓN
Nuestro organismo tiene la capacidad de experimentar ciertos tipos de ondas mecánicas o vibraciones como sonidos. Igualmente, sustancias químicas disueltas en aire o agua como olores y sabores específicos. Estos tonos, olores, sabores, colores, etc., son construcciones de la mente, a partir de experiencias sensoriales.
La peculiaridad de la respuesta de cada órgano sensorial se relaciona directamente con el área neurológica donde terminan las vías aferentes (portadoras de información hacia zonas superiores del Sistema Nervioso Central o SNC), que provienen del receptor periférico. El sistema sensorial comienza a operar cuando es detectado un estímulo, por un receptor sensorial (oído, ojo, nariz, piel, papilas gustativas). Este receptor es un mediador para convertir la expresión física del estímulo (sonido, luz, olfato, calor, presión, gusto) en potenciales de acción, que lo transforman en señales eléctricas. De allí es conducido a un área de procesamiento primario del SNC, donde se elaboran las características iniciales de la información: tonalidad, color, forma, distancia, etc., de acuerdo con la naturaleza del estímulo original.
Posteriormente, la información ya elaborada, es transmitida a los centros de procesamiento secundario del tálamo. En los centros talámicos, la información se incorpora a otras, de origen límbico o cortical, relacionadas con experiencias pasadas similares.
Finalmente, ya bastante modificada, esta información es enviada a su centro cortical específico. A ese nivel, la naturaleza y la importancia de lo que fue detectado son determinadas por un proceso de identificación consciente al que denominamos percepción.
LA SENSACIÓN
En su significado preciso, la sensación es un fenómeno psíquico elemental que resulta de la acción de los estímulos externos sobre nuestros órganos de los sentidos. Por lo tanto, debe haber una concordancia entre las sensaciones y los estímulos que las producen.
Las sensaciones pueden ser clasificadas en tres grupos principales: externas (exteroceptivas), internas (propioceptivas) y especiales (interoceptivas).
Las sensaciones externas son aquellas que reflejan las propiedades y aspectos de todo lo humanamente perceptible, que se encuentra en el mundo exterior. Para tal nos valemos de los órganos de los sentidos: sensaciones auditivas, visuales, gustativas, olfativas y tactiles. Las internas hacen relación a la información que nos llega principalmente de los músculos, huesos y tendones, acerca de la posición de nuestro cuerpo en el espacio. Las especiales tienen que ver con las sensaciones de dolor, hambre, sed, etc.
La respuesta específica (sensación) de cada órgano de los sentidos a los estímulos que actúan sobre ellos, es consecuencia de la adaptación de ese órgano a un tipo determinado de estímulo.
INTEGRACIÓN SENSORIAL
Para mayor eficiencia de los sentidos, los diferentes órganos deben funcionar integradamente. La percepción del mundo objetal no depende exclusivamente de un aparato sensorial específico. Los sentidos funcionan juntos y se complementan, para tener un panorama total de la realidad externa. Una flauta tiene una determinada dimensión, grosor, color, forma, olor, dureza y sonido. El sabor de un alimento depende mucho del funcionamiento conjunto de los receptores del gusto y el olfato, pero si está visualmente bien presentado y quizás en el ambiente hay una música dulce y suave, puede saber mejor. Es por eso que la comida parece insípida cuando nuestra nariz está tapada o hay un ruido infernal a nuestro alrededor.
Los estímulos deben ser localizados de manera idéntica, a través de los ojos, de los oídos y de las manos. Los objetos pueden ser vistos, oídos y sentidos en movimiento, simultáneamente. La tendencia de integración, cooperación y concordancia de los diferentes sentidos es tanta, que a veces, a pesar de las discrepancias en la situación física real, nuestro sistema sensorial aporta ciertas "ilusiones", para que la realidad de alguna manera se acomode. Cuando vemos una película de cine, por ejemplo, oímos las voces como viniendo directamente de los labios en movimiento de los actores, aunque en la realidad, el sonido provenga de los altoparlantes colocados en lugares completamente diferentes.
Básicamente, es a través de la acción cooperativa de los sentidos que conseguimos un cuadro consistente, útil y realista del ambiente físico que nos rodea. Las impresiones de los diferentes sentidos son, de cierta forma, combinadas u organizadas para presentar un cuadro más o menos estable de la realidad que se ubica a nuestra alrededor.
LA PERCEPCIÓN
Aunque dos seres humanos tengan la misma estructura biológica y genética, tal vez aquello que uno de ellos percibe como un color u olor, no sea exactamente igual al color y olor que el otro percibe.
El término percepción designa el acto por el cual tomamos conocimiento de un objeto del medio exterior. Tiene que ver con la aprehensión de una situación objetiva basada en sensaciones, acompañada de representaciones y frecuentemente de juicios.
La percepción, al contrario de la sensación, no es una fotografía de los objetos del mundo, determinada exclusivamente por las cualidades objetivas del estímulo. En la percepción, aumentamos a los estímulos, elementos de la memoria, del raciocinio, del juicio y del afecto. Por tanto, acoplamos a las cualidades objetivas de los sentidos, otros elementos subjetivos y propios de cada individuo.
Se podría, a título de simplificación, considerar que las sensaciones serían determinadas por factores exclusivamente neurofisiológicos, y las percepciones serian determinadas por factores psicológicos.
La percepción consiste en la aprehensión de una totalidad y su organización consciente no es una simple adición de estímulos locales y temporales captados por los órganos de los sentidos. Nuestra experiencia (consciencia) del mundo, revela que no tenemos solo sensaciones aisladas de éste. Al contrario, lo que llega a la consciencia son configuraciones globales, dinámicas y perfectamente integradas de sensaciones. Aunque las sensaciones no nos ofrezcan en sí mismas, el conocimiento del mundo, representan los elementos necesarios para el conocimiento, sin los cuales no existirían percepciones.
La percepción se relaciona directamente con la forma de la realidad aprehendida, en cuanto a sensación se relacionaría con fragmentos esparcidos de esa misma realidad. Al oír notas musicales, por ejemplo, estaríamos captando fragmentos, pero a partir del momento en que captamos una sucesión y secuencia de esas notas a lo largo de una melodía, estaríamos captando la forma musical.
En el acto perceptivo se distinguen dos componentes fundamentales: la captación sensorial y la integración significativa, la cual nos permite el conocimiento consciente del objeto captado. Por tanto, las percepciones serán subjetivas por existir en nuestra consciencia, y objetivas por el contenido que estimula la sensación.
ALTERACIONES DE LA SENSOPERCEPCIÓN
La capacidad de la persona para percibir la realidad circundante y que se ejecuta a través de los cinco sentidos, puede sufrir alteraciones sobre dos bases distintas; una base estrictamente orgánica, referente a la integridad del sistema sensorial y cuyas vías pertenecen a la neurofisiología; y una base psíquica comprendida por los elementos emocionales involucrados en la consciencia de la realidad. Hay autores que prefieren considerar verdaderos desórdenes de la sensopercepción solamente a aquellos poseedores de una base orgánica. De hecho, para la integridad de la sensación hay necesidad de tres elementos:
1- Receptores periféricos suficientemente íntegros para recibir los estímulos provenientes del ambiente;
2- integridad de los nervios periféricos aferentes que conducen los estímulos al SNC, y
3- integridad de los centros corticales en el sistema nervioso central, que reciben estos estímulos procedentes del exterior y los procesan cognitivamente.
Por lo tanto, en términos de percepción de la realidad, debe ser evidente el la forma como se involucran las estructuras neurológicas necesarias, primeramente a la sensación, y posteriormente a la integración y organización de estas impresiones aprehendidas de la realidad objetiva. Todo esto se hace en sentido de favorecer la construcción del conocimiento del mundo y del propio individuo.
LA PERDIDA AUDITIVA
Existen tres categorías principales de desórdenes auditivos:
Alteraciones periféricas.
Desórdenes auditivos centrales.
Problemas funcionales o no orgánicos de la audición (Newby, 1979).
Al tomar en cuenta las primeras (periféricas), Fraser (1976) indica que el término "alteraciones o defectos auditivos periféricos" normalmente implica lesiones del oído externo, medio o interno; aunque no se utiliza invariablemente en este sentido reducido, y puede ocasionalmente incluir lesiones del ganglio espiral, fibras del octavo par craneano y núcleos auditivos.
Esta definición excluye la impercepción auditiva central o AGNOSIA, algunas veces también conocida como disacusia (Hardy, 1963), una condición en la cual el sonido es percibido pero no puede interpretarse en el nivel cortical. Ésta no se acompaña por ninguna lesión orgánica significativa del aparato auditivo periférico. También se excluyen los problemas psicógenos para responder al sonido.
Para Newby (1979) un desorden periférico puede involucrar al oído externo (oreja o conducto auditivo externo), el oído medio, la cóclea, o la porción auditiva del VIII par hasta el punto donde hace la primera sinapsis con el tallo cerebral. Según este autor, la mayoría de los bebés nacidos con discapacidad auditiva exhiben pérdidas sensorineurales (o neurosensoriales), con la excepción principal de la atresia congénita y sus anormalidades asociadas del oído medio.
CAUSAS DE LAS PERDIDAS AUDITIVAS
Las pérdidas auditivas, en general, se pueden dividir en congénitas y adquiridas. Las congénitas están ya presentes, desde el nacimiento. Estas pueden ser hereditarias (genéticas) o no genéticas.
Marchesi (1986) indica que algunos estudios han estimado que las sorderas hereditarias se situarían en torno al 50% de la población. Y Fraser (1976) concluye que aunque algunas pérdidas auditivas pueden ser causadas por infecciones o enfermedades que afecten al embrión, generalmente hay una predisposición genética que interviene ligándose a la causa externa para producir la sordera.
Por otra parte, las sorderas de origen genético son más puras y no conllevan necesariamente trastornos asociados, mientras que las adquiridas pre o post - natalmente en muchos casos son únicamente una de las muchas alteraciones que en su conjunto constituyen un síndrome (Fraser, 1976; Newby, 1979; Marchesi, 1986).
En algunas ocasiones la pérdida auditiva neurosensorial congénita se puede explicar en términos del daño que sufre el embrión dentro del útero, más exactamente si la madre adquiere enfermedades o infecciones, o ingiere drogas ototóxicas (Estreptomicina, Kanamicina, Neomicina, Gentamicina). Por ejemplo, según Mumenthaler (1976), cuando ésta se contagia con rubéola durante el primer trimestre de gestación, existe el 10% de probabilidad de que resulte lesionado el feto.
Tradicionalmente se dice que una de las mayores causas de la sordera adquirida es la rubéola, lo cual se encuentra habitualmente en las remisiones médicas a escuelas de educación especial, afirmándolo apriorísticamente cuando gran parte de las madres no han tenido un control médico adecuado durante el embarazo, ni se han realizado los exámenes del caso para comprobarlo.
No obstante, Fraser (1976) afirma que el virus de la rubéola no ataca exclusivamente al oído, al ojo o al corazón aisladamente, sino que conlleva a un deterioro generalizado del embrión que causaría un "síndrome rubeólico" compuesto por algunos de los siguientes síntomas: catarata congénita, cardiopatía congénita y algunas veces sordera (Gregg, 1941; Tostevin, Moore, Mayo y Black, 1943) ; sordera y estenosis pulmonar congénita (Leuch, 1892); sordera y anormalidades oculares (Adler, 1876; Lee, 1883); pigmentación retiniana extensa (Gregg, 1941; Marks,1946; Bourquin, 1948; Emerson, 1962); anormalidades genito - urinarias, miocarditis y defectos de los huesos largos (Williams y Carey, 1966; Singleton, Rudolph, Rosenberg y Singer, 1966; Hughes, Parkison, Beveridge, Reid y Murray,1967); anormalidades dentales, microcefalia y diversos grados de retardo físico y mental (Fraser, 1976). Como se observa la sordera es solamente uno de los síntomas de embriopatía por rubéola, y generalmente tiene un carácter secundario.
Aunque a la meningitis (infección de las meninges o capas que envuelven al cerebro) se le ha atribuido un gran porcentaje de las pérdidas auditivas adquiridas en la infancia, es necesario precisar que ésta es a menudo producida por una laberintitis (infección del laberinto del caracol o cóclea), la cual es consecuencia de una mastoiditis (infección que ataca las celdillas de la mastoides) ocasionada por otitis (infección del oído) medias a repetición, las cuales pueden ser provocadas por errores en la alimentación de los bebés al hacerlo en posiciones que facilitan el ingreso de la leche u otros líquidos al oído medio por las Trompas de Eustaquio, o consecuencia de resfríos o gripas mal cuidados. Según Díaz (1975) la laberintitis es siempre el primer paso hacia la meningitis. Este autor indica que es rara una meningitis por vía retrógrada que afecte directamente al nervio auditivo o a la cóclea (el caracol).
Para Fraser (1976), la sordera posterior a la meningitis puede deberse a su tratamiento con estreptomicina, dihidroestreptomicina u otros antibióticos ototóxicos. De otro lado, enfatiza que se puede sospechar que una laberintitis endolinfática, como complicación de una viremia puede ser la responsable de la sordera, más que la implicación del oído interno como parte de una meningitis o encefalitis.
Otras posibles causas son los tumores o abscesos cerebrales, cambios vasculares en el cerebro (arterioesclerosis o un accidente cerebrovascular), enfermedades degenerativas tales como la Enfermedad de Parkinson o la esclerosis múltiple, y daño cerebral resultante de un trauma o asfixia, o kernícterus (ictericia grave del recién nacido) asociada con eritroblastosis fetal.
Esta última causa puede ser prevenida con un simple examen de sangre de los padres que indique si hay o no, incompatibilidad sanguínea.
Resumiendo, casi el 10% de las pérdidas auditivas en la infancia se pueden tildar de adquiridas. El 90% restante son hereditarias o de causa desconocida. Las primeras algunas veces son fácilmente prevenibles con vacunas (especialmente contra la rubéola en niñas y mujeres en edad de gestación), alimentación adecuada del bebé (leche materna en los primeros meses), cuidados maternales y control médico oportuno.
ALTERACIONES EN LA SÍNTESIS PERCEPTIVA – AGNOSIAS.
La síntesis de las sensaciones, de forma que permita constituir percepciones conscientes, se da en las zonas corticales del SNC.
En los casos donde está conservada la integridad de las vías nerviosas aferentes y existen lesiones corticales en la vecindad del área de proyección, en las llamadas áreas para – sensoriales, se mantiene la integridad de las sensaciones elementales, pero hay alteración del acto perceptivo. En esos casos, se habla de AGNOSIA.
La AGNOSIA no es una alteración exclusiva de las sensaciones, ni exclusiva de la capacidad central de percibir objetos externos, sino una alteración intermedia entre las sensaciones y la percepción. En algunos casos, se observa la perdida de la intensidad y de la extensión de las sensaciones, permaneciendo inalteradas las sensaciones elementales. En otros, hay integridad y extensión, pero se observan pérdidas de la capacidad de reconocimiento de los objetos.
Se podría considerar, entonces, como la AGNOSIA AUDITIVA, cuando la persona oye sonidos y ruidos, pero no consigue identificarlos, no los comprende. Es la incapacidad para reconocer sonidos, que no puede atribuirse a un defecto auditivo periférico, sino que tiene una etiología en el SNC.
Puede dividirse en:
AGNOSIA AUDITIVA VERBAL: se refiere a cuando la persona no logra identificar, discriminar y comprender los sonidos del discurso hablado ("sordera de palabras"). Se relaciona con lesiones del lóbulo temporal dominante.
AGNOSIA AUDITIVA NO VERBAL: se refiere a la dificultad de la persona para identificar y discriminar ciertos sonidos que no pertenecen al habla (agnosia auditiva selectiva). Es debida a lesiones temporales bilaterales.
AGNOSIA AUDITIVA GENERALIZADA: se refiere tanto a los sonidos del habla, como a los o no orales (no verbales).
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