13 maneras de mejorar la autoestima de su hija

 

Cómo ayudar a las niñas a desarrollar confianza en base a lo que pueden hacer, y no en la manera como se ven

 por Juliann Garey

 

En una cultura saturada de imágenes alteradas digitalmente, de mujeres increíblemente delgadas, criar niñas con una alta autoestima puede ser abrumador. Pero como padres, ustedes tienen gran influencia, tanto por lo que dicen como por lo que hacen. Aquí hay algunos consejos de los expertos Catherine Steiner-Adair, EdD, psicóloga clínica, consultora escolar y creadora de “Full of Ourselves”, un programa socio-emocional para niñas; Anea Bogue, MA, autora de “9 Ways We Screening Up Our Girls and How We Can Stop”, y creadora de “REALgirl”, un programa de empoderamiento para niñas; y Mary Rooney, PhD, psicóloga clínica especializada en adolescentes.

1. Dé el ejemplo aceptando su propio cuerpo. Las madres tienen un gran impacto en la imagen corporal de sus hijas. No pregunte: “¿Estos jeans me hacen ver gorda?”, ni se obsesione en voz alta sobre los alimentos, ni hable mal de su propia apariencia. Evite lo que la Dra. Steiner-Adair llama la “moralidad de la oralidad” –pensando en la comida y en usted mismo como “bueno” o “malo”. Como por ejemplo: “Hoy me porté mal porque comí pizza. Por eso no voy a comer postre”.

2. Eduque a su hija sobre los medios de comunicación. “Vea la televisión con ella y hable sobre lo que ve”, dice la Dra. Steiner-Adair. “Ayúdela a desarrollar un ojo crítico a través del cual ella pueda descifrar y filtrar los mensajes de los medios”.

3. No la críe para complacer a los demás. Anímela a defender lo que ella necesita y quiere. “Cree oportunidades para que ella use su voz”, aconseja Bogue. “Pregúntele ‘¿Qué quieres?’ Deje que ella elija y luego respete esa elección”.

4. Comience los deportes de equipo temprano. La investigación muestra que las niñas que juegan en equipos tienen una autoestima más alta. “Hay una correlación muy común, en mi experiencia”, dice Bogue, “entre las niñas que practican deportes de equipo y las niñas que sufren menos de baja autoestima porque buscan a otras chicas por su valor interior, en lugar de mirar a los varones para sentirse validadas”.

5. Mamá, no tome prestada la ropa de su hija. “Quiere dejar que tenga su propio estilo, su propia apariencia”, dice la Dra. Steiner-Adair. “Especialmente, y esto es muy difícil, si tiene una madre que, por los estándares de la sociedad, es más bonita o más delgada que su hija”.

6. Dirija sus elogios lejos de la apariencia. “Creo que tenemos que hacer un esfuerzo muy intencional para equilibrar nuestros elogios sobre la apariencia de una niña, con elogios acerca de quién es y lo que HACE en el mundo”, dice Bogue. “Desafíe su propia mente para que cada cumplido que da sobre la apariencia de su hija coincida con al menos dos elogios sobre algo no basado en la apariencia, y haga lo mismo cuando se trate de otras niñas que cruzan su camino –amigas de su hija, sobrinas, etc.”.


7. Ayúdele a desarrollar habilidades que no dependan de su apariencia. “Involúcrela en actividades que desarrollen un sentido de confianza, en lugar de concentrarse en verse bien y en adquirir cosas”, sugiere la Dra. Rooney. “Deportes, teatro, música, arte. Cualquier cosa que realmente pueda ayudar a las niñas a expresarse a través de las palabras, la creatividad o alguna actividad, en lugar de hacerlo en base a su apariencia o a lo que lleva con ella”.

8. Hable sobre el plan de estudios de su hija. ¿Esto incluye una perspectiva femenina? “Imagínese si usted estuviera armando la historia familiar”, dice Bogue, “y sólo le preguntó a los hombres sobre sus recuerdos, sobre su punto de vista. Piense en toda la información que se perdería”.

9. Elogie a su hija por sus esfuerzos y no por sus resultados.“Concéntrese menos en el resultado y más en los esfuerzos y en el desarrollo de nuevas habilidades”, dice la Dra. Rooney. La experiencia es lo que desarrolla la confianza, y aprender a tolerar el fracaso fomenta la adaptación.

10. Tenga cuidado con las revistas que tiene en la casa. “La investigación sugiere”, dice Steiner-Adair, “que después de 15 minutos de mirar una revista de moda, el estado de ánimo cambia de la curiosidad y el entusiasmo a la comparación y a la autocrítica”.

11. No hable mal de otras mujeres. “Y tampoco deje que los chicos y los hombres de su casa lo hagan”, añade la Dra. Steiner-Adair. “No deje que las niñas se burlen entre sí por los alimentos o por cómo se ven. No deje que eso suceda en su casa. Es muy dañino”.

12. Papá: No trate a su hija como una damisela en apuros. “Cuando los padres tratan a las niñas como si fueran pequeños seres frágiles e indefensos”, dice Bogue, “el mensaje que le dan es: ‘tu rol es verte bien y esperar que un hombre te rescatará y te salvará’. En su lugar, dele la oportunidad y las herramientas: para cambiar su propio neumático, usar su voz y defenderse por sí misma, practicar deportes, ser capaz de caerse y levantarse por sí sola. Creo que es una buena medida pensar: ‘Si lo haría con mi hijo, debería estar preparado para hacerlo con mi hija’”.

13. Asegúrese de que ella sabe que la ama, pase lo que pase. Ella necesita saber que usted la amará “sin importar los cambios en su apariencia, la forma en que se vista ni su desempeño al hacer ciertas cosas”, dice la Dra. Rooney. “Porque a pesar de que las niñas son tan dependientes de la retroalimentación de sus compañeras cuando están en la adolescencia, lo que sus padres piensan sobre sus asuntos, les importa tanto como siempre”.

 

Trastornos generalizados del desarrollo Por National Institute of Neurological Disorders and Stroke

Entender la conducta impulsiva de su hijo por Amanda Morin

Ansiedad y depresión por Centers for Disease Control and Prevention

Información básica sobre el trastorno del espectro autista por  Centers for Disease Control and Prevention

Apraxia o dispraxia verbal: Descripción y orientaciones de intervención. Por María Gortázar Díaz 

Dislexia Diagnóstico y tratamiento Escrito por el personal de Mayo Clinic

Apraxia del habla infantil Escrito por el personal de Mayo Clinic

La ansiedad en el salón de clases por Rachel Ehmke