Cómo la ansiedad conduce a comportamientos conflictivos

Los niños que parecen más desafiantes tienen con frecuencia más ansiedad 

 

Un niño de 10 años llamado James tiene un berrinche en la escuela. Alterado por algo que le dice otro alumno, empuja al otro niño y empieza una pelea de empujones. Cuando interviene el maestro para poner fin a la pelea, James pierde los nervios, tirando papeles y libros por el aula y saliendo corriendo por el pasillo. Finalmente ya controlado en la oficina del subdirector, dónde el personal trata de calmarlo. En lugar de eso, le da una patada al subdirector en una frenética tentativa de fuga. El personal llama al 911, y James acaba en urgencias.

A primera vista, James parece un niño con dificultades para controlar la ira. No es la primera vez que ha salido huyendo fuera de control. La escuela insiste en que sus padres vengan a recogerlo y se lo lleven a la casa durante el almuerzo todos los días porque se le ha prohibido el acceso a la cafetería.

Pero ¿qué está ocurriendo realmente? "Resulta que, tras ser evaluado, su nivel de ansiedad social está por las nubes", informa el Dr. Jerry Bubrick, director del Anxiety & Mood Disorders Center (El Centro para Trastornos de Ansiedad y Estado de Ánimo) del Child Mind Institute. "No tolera ningún tipo de crítica, constructiva o no". Él simplemente deja de funcionar. A James le aterra el sentir vergüenza, por lo que cuando un niño le dice algo que le hace sentirse avergonzado, no dispone de las habilidades necesarias para enfrentarse a ello y pierde el control. El instinto de lucha y huida.

La historia de James ilustra algo de que los padres y los maestros tal vez no se dan cuenta: que a menudo el mal comportamiento es causado por ansiedad que ha pasado desapercibida. Un niño que parece ser agresivo u hostil puede estar actuando así en respuesta a la ansiedad, ansiedad que, dependiendo de su edad, quizás no sea capaz de articular eficazmente, o incluso no sea completamente consciente de que la está sintiendo.

La  Dra. Rachel Busman, psicóloga clínica del Child Mind Institute dice que "Especialmente en el caso de niños más jóvenes con ansiedad se les puede observar quedándose inmóviles o aferrándose a sus padres, pero también ocurren rabietas y crisis emocionales".

La ansiedad puede presentarse enmascarada

La ansiedad se presenta en una sorprendente variedad de formas, en parte porque se basa en una respuesta fisiológica a una amenaza ambiental, una respuesta que maximiza la capacidad del cuerpo de hacer frente o escapar de un peligro. Mientras que algunos niños manifiestan la ansiedad evitando las situaciones u objetos que les causan miedo, otros experimentan una necesidad irrefrenable de huir de situaciones embarazosas. Este comportamiento, el cual puede ser incontrolable, a menudo se confunde con ira y rebeldía.

"La ansiedad es uno de esos diagnósticos que se puede presentar enmascarada", explica la Dra. Laura Prager, directora del Child Psychiatry Emergency Service (Servicio de Emergencias Psiquiátricas Infantiles) Hospital General de Massachusetts. "Se puede presentar de muchas formas. Especialmente en niños que no tienen palabras para expresar emociones, o porque nadie les escucha, la ansiedad se puede manifestar como un trastorno del comportamiento".

Los síntomas de ansiedad más comunes que se observan en un niño son dificultad para dormir en su propio cuarto o estar separado de sus padres, evitar ciertas actividades o un temperamento cohibido conductualmente. "Cualquiera podría reconocer esos síntomas", dice la Dra. Prager, quien también es profesora adjunta de la Escuela de Medicina de Harvard, y coautora de Suicide by Security Blanket, and Other Stories from the Child Psychiatry Emergency Service. Pero en otros casos la ansiedad puede estar oculta.

Ella explica que "Cuando la queja principal son rabietas, o mala conducta en la escuela, o tirarse al suelo en un centro comercial, es difícil saber lo que eso significa. Pero no es raro que, cuando un niño así va a urgencias, el diagnóstico puede que sea un trastorno grave de ansiedad".

Para demostrar la sorprendente gama de formas en que los jóvenes pueden expresar la ansiedad, la Dra. Prager habla de un caso que acababa de ver de un niño que sufría alucinaciones, pero ella pronosticó que el diagnóstico podría encontrarse en algún lugar del espectro de la ansiedad. "Por ejemplo, puede ser que los niños pequeños que dicen que oyen o ven cosas estén diciendo o no la verdad. Tal vez no sean las alucinaciones reales las que ven los pacientes de más edad que sufren de esquizofrenia, por ejemplo. Pueden ser una representación de su ansiedad y así la expresa el niño".

Problemas en la escuela

No es raro que los niños que sufren de ansiedad severa que no ha sido diagnosticada se porten mal en la escuela, un lugar donde las demandas y expectativas ejercen una tensión sobre ellos que les supera. Y puede ser muy confuso para los profesores y los otros miembros del personal "leer" ese comportamiento, el cual parece presentarse de repente.

La Dra. Nancy Rappaport, profesora de la Escuela de Medicina de Harvard especializada en salud mental en entornos escolares, considera que la ansiedad es una de las causas de mal comportamiento que hace que sea tan difícil enseñar en un aula. La Dra. Rappaport dice que "el problema es que cuando los niños con ansiedad se vuelven problemáticos y se distancian de los adultos que necesitan para ayudarles a sentirse seguros. Además, en vez de aprender a controlar su ansiedad, ellos acaban pasando la mitad del día en la oficina del director".

La Dra. Rappaport considera que muchos arrebatos que suceden en la escuela son el resultado de algún trauma en el hogar.  Ella asevera que "Los niños que están teniendo problemas, que no se sienten seguros en el hogar pueden portarse como terroristas en la escuela con tipos de comportamiento bastante intimidatorios". El grupo de mayor riesgo, según ella, son los niños con TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad) que también han sufrido algún trauma. "Ellos son hipervigilantes, no cuentan con funcionamiento ejecutivo, interpretan mal las situaciones y empiezan a pelearse".

Cuando una profesora es capaz de entablar una relación con un niño, para averiguar qué le ocurre en realidad, la causa de su comportamiento, podrá frecuentemente brindarle las herramientas necesarias para superar la ansiedad y evitar crisis emocionales. En su libro, The Behavior Code: A Practical Guide to Understanding and Teaching the Most Challenging Students, la Dra. Rappaport ofrece estrategias que se les puede enseñar a los niños para calmarse, desde ejercicios de respiración hasta técnicas para distraerse.

La Dra. Rappaport dice que "cuando una profesora entiende la ansiedad subyacente tras la rebeldía, en lugar de suponer que el niño intenta deliberadamente hacer que se sienta mal, cambia la forma de abordar la situación. La profesora puede colaborar con el propio niño y con el terapeuta escolar para encontrar estrategias para evitar estas situaciones". Si parece una ardua tarea para el profesor, lo es, pero también lo es resolver las consecuencias de una crisis emocional en el niño.

La ansiedad también provoca muchos síntomas en el entorno escolar que se pueden confundir fácilmente con el TDAH u hostilidad.

La Dra. Busman explica "Veo casos de niños que tienen dificultades en la escuela: prestando atención, levantándose de su silla todo el tiempo, haciendo muchas preguntas, yendo mucho al baño, invadiendo el espacio personal de otros niños. Su comportamiento molesta a los otros niños, y resulta frustrante para la profesora, que se pregunta por qué tiene que contestar tantas preguntas, y por qué le preocupa lo que hacen los otros niños, si ellos siguen las reglas".

La gente tiende a dar por sentado que lo que sucede con este niño es TDAH tipo inatento, pero a menudo se trata de ansiedad. Los niños con TOC (trastorno obsesivo-compulsivo), etiquetados erróneamente como inatentos, en realidad no hacen todas esas preguntas porque no presten atención, sino porque necesitan que se les diga muchas veces que todo va bien.

Cómo identificar la ansiedad

La Dra. Busman añade que "La ansiedad probablemente ocurre más de lo que pensamos, ya sea ansiedad que parece un problema de conducta o ansiedad coexistente con problemas de conducta. Se trata del hecho de que los niños son complicados y los síntomas se pueden encontrar en varias categorías diagnósticas. Por lo tanto necesitamos hacer una evaluación del diagnóstico completa y comprensiva".

En primer lugar, para hacer una buena evaluación necesitamos recopilar datos de múltiples fuentes, no sólo de los padres. "Tratamos de hablar con los profesores y otras personas que forman parte de la vida del niño", añade, "porque a veces los niños que vemos son exactamente iguales en la casa y en la escuela, a veces son como dos niños distintos".

Además, necesitamos usar escalas de calificación que cubran la gama completa de comportamientos, no sólo el área que parezca más obvia, para que no se nos escape nada.

La Dra. Busman también señala que una niña que sufre ansiedad severa y que tiene dificultades en la escuela también puede tener problemas de atención o aprendizaje, pero que pueda necesitar tratamiento para la ansiedad antes de poder evaluarla de lo demás. Ella utiliza el ejemplo de una adolescente con TOC a quien "le va muy mal" en la escuela. "Hace sus rituales entre tres a cuatro horas al día y continuamente tiene pensamientos involuntarios no deseados, así que tenemos que tratar eso primero y controlar la ansiedad antes de empezar a preguntarnos: ¿cómo está yendo su aprendizaje?".

Original http://www.childmind.org/en/posts/articles/2013-3-26-anxiety-and-disruptive-behavior