Problemas con la autorregulación: Lo que necesita saber

Por Amanda Morin

 

 

 

¿Con frecuencia su hijo actúa impulsivamente en una situación emocional, pero después de que sucede puede decirle lo que debería haber hecho? ¿Se sobreexcita y le cuesta tranquilizarse? ¿Alguna vez se ha preguntado por qué no le dice que se siente abrumadoantes de tener una crisis?

Todas esas cosas requieren la capacidad de autorregularse. Los chicos dependen de las habilidades de autorregulación, tanto en la escuela como en la vida diaria. Pero los chicos que tienen dificultades del funcionamiento ejecutivo como el , y los que tienen dificultades del procesamiento sensorial generalmente carecen de esa capacidad.

Esto es lo que necesita saber acerca de los problemas con la autorregulación.

Qué es la autorregulación

Puede ser fácil confundir la autorregulación con el autocontrol. Los dos están relacionados, pero no son lo mismo. El autocontrol es principalmente una habilidad social. Los chicos lo utilizan para mantener bajo control su comportamiento, sus emociones e impulsos.

La autorregulación es un tipo de habilidad diferente. Permite a los chicos manejar sus emociones, su comportamiento y movimientos corporales cuando enfrentan una situación que es difícil de manejar. Y les permite hacerlo mientras permanecen enfocados y atentos.

Eso significa que los chicos saben determinar lo que necesitan para tranquilizarse cuando se molestan. Son capaces de ser flexibles cuando las expectativas cambian y pueden evitar los estallidos de frustración. Esta habilidad se desarrolla con el tiempo. Por ello es muy común ver a un niño de 4 años tener un berrinche, pero no así a un chico de 12 años. Si un chico de 12 años tiene berrinches con frecuencia, probablemente tiene un problema con la autorregulación.

Cómo funciona la autorregulación

Puede pensar en la autorregulación en términos de cómo funciona un termostato. Un termostato está diseñado para encenderse o apagarse cuando una habitación llega a cierta temperatura o “punto de ajuste”. Para hacerlo, necesita llevar el registro de los cambios de temperatura, compararlos con el punto de ajuste y “saber” si hay que calentar o enfriar la habitación para lograr la temperatura deseada.

Cuando se trata de la autorregulación, su hijo también tiene un “punto de ajuste” que es cuando es capaz de controlar sus emociones y comportamiento de maneras adecuadas.

Para mantener ese nivel de control, necesita llevar el registro de los cambios producidos en su situación o entorno. Necesita evaluar cómo se siente y reacciona comparado con su punto de ajuste. Y tiene que saber qué ajustes hacer para regresar a ese punto.

Todo esto tiene que ver con cómo procesa la información y las emociones y qué puede hacer con ellas.

La autorregulación y las dificultades del procesamiento sensorial

Los niños que tienen dificultades del procesamiento sensorial tienen problemas para manejar la información captada por uno o más de sus sentidos. Eso incluye los cinco sentidos tradicionales: la vista, el olfato, el oído, el gusto y el tacto. También incluye tres sentidos menos conocidos que son: la propiocepción, el vestibular y la interocepción.

La fuente del problema es el sistema nervioso del cuerpo. El sistema nervioso tiene problemas para autorregularse. Así que cuando los chicos están en situaciones que generan una sobrecarga sensorial, no pueden autorregularse. Sus emociones y conductas están fuera de control, aún cuando estén conscientes de las cosas que les resultan abrumadoras.

Considere este ejemplo. Antes de ir a la tienda con su hijo, él cuenta su dinero y se da cuenta de que tiene suficiente para comprar el novedoso juguete que todos los chicos quieren. Cuando llegan a la tienda, ya está sobreexcitado.

Sin embargo, el exhibidor es sobrecogedor. Así como la multitud que se abalanza por comprar el juguete, sin mencionar el ruido. De repente, está teniendo una crisis sensorial y tienen que irse de la tienda sin comprar el juguete.

La autorregulación, el TDAH y las dificultades del funcionamiento ejecutivo

Los problemas con la función ejecutiva también pueden provocar problemas con la autorregulación. A los chicos con TDAH les resulta difícil manejar sus emociones, por lo que frecuentemente reaccionan exageradamente ante las cosas. También carecen de control de los impulsos, y por ello podrían decir y hacer cosas que no son apropiadas en esa situación.

A menudo los chicos con TDAH también tienen dificultades con el pensamiento flexible. Eso significa que tienen dificultad para cambiar de una situación a otra y decidir maneras de enfrentarla.

El resultado final es una falta de autorregulación. Los chicos reaccionan exageradamente en el momento porque no son capaces de detenerse, reflexionar en la situación y decidir soluciones. Eso puede generarles berrinches. También podrían tener problemas para manejar emociones difíciles como el duelo y alargan los sentimientos o experiencias negativas.

Considere el mismo ejemplo del juguete. Esta vez cuando llegan a la tienda, el juguete que su hijo quería está agotado. La tienda lo encargó y llegará la semana siguiente.

A pesar de saber esto, su hijo tiene un berrinche porque no es la situación que esperaba. Está tan desilusionado de que no esté disponible y de que tiene que esperar que no logra controlar sus emociones.

Una vez que se tranquiliza es capaz de pensar más flexiblemente. Se da cuenta de que hay otras soluciones y que todavía tiene el dinero y podrá comprar el juguete luego.

Ayudar a su hijo con la autorregulación

Sin importar la causa de las dificultades de autorregulación de su hijo, existen maneras de ayudarlo. El primer paso es ayudarlo a reconocer cuándo la información que recibe es un problema. Puede ser información captada por los sentidos o a través de sus pensamientos.

Este es un desglose de lo que requiere la autorregulación en la situación del juguete.

  1. Autoconciencia: Para un niño con dificultades sensoriales significa saber que una tienda con muchas personas puede generar estrés emocional. Para un niño con TDAH significa saber que es posible que tenga que hacer ajustes a su plan. Pensar acerca de ello con antelación puede ayudar, así como enseñar a su hijo a decirle cuando la información es excesiva.
  2. Control de impulsos: El niño con TDAH puede saber que existen otras soluciones, pero le es difícil impedir el impulso de enojarse. Usted puede ayudarlo a controlar mejor sus emociones y reacciones ayudándolo a desarrollar destrezas para superarlo.
  3. Establecer metas: En ambos casos fue difícil tener presente la meta de conseguir el juguete. Trabaje en establecer y lograr metas pequeñas para poder empezar a ser capaz de considerar metas mayores.

Las habilidades de autorregulación se desarrollan gradualmente. Por ello es importante saber cuáles pilares del desarrollo se ajustan a la edad de su hijo. Usted también puede ayudar hablando con él acerca de su “punto de ajuste” y enseñarle maneras de manejar la frustración. Si su hijo tiene dificultades sensoriales, una dieta sensorial puede ayudarlo a que aprenda a autorregularse. Y todos los chicos pueden beneficiarse de completar una hoja de ejercicios para la autoconsciencia.

Acerca del autor

Amanda Morin es una madre defensora, exmaestra y autora deThe Everything Parent's Guide to Special Education.

 

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Revisado por

Ellen Braaten, Ph.D., es la directora del programa Learning and Emotional Assessment en Massachusetts General Hospital